Sustentabilidad: una mirada amplia
Definir qué es sustentable requiere incluir numerosos factores, e involucrar a gobiernos, industrias y la sociedad al completo.
¿Qué es sustentabilidad? ¿Cómo podemos afirmar que una empresa tiene una operación sustentable en el tiempo? Estas cuestiones no son fáciles de responder. Vivimos en una era de consumo masivo y cambios vertiginosos, en un proceso marcado por el aumento global de la población: según Naciones Unidas, la Tierra será el hogar de 9,800 millones de personas en 2050, frente a los 7,600 millones del año 2017.
El planeta viene enviando señales de alarma desde hace años: desde el calentamiento global a la contaminación marina por plástico, pasando por la explotación acelerada de los recursos naturales. En 2018, la raza humana apenas tardó siete meses en consumir los recursos que el planeta puede regenerar en un año, de acuerdo a la organización Global Footprint Network. De este modo, la fecha de ‘sobregiro ecológico’ (‘Earth Overshoot Day’), el 1 de agosto, fue la más temprana desde que se tiene registro. En otras palabras, al ritmo actual de consumo, estamos utilizando 1.7 planetas Tierra por año.
En este contexto nada alentador, ¿cómo pueden las empresas del sector petroquímico y químico promover la sustentabilidad en distintas áreas, con acciones y objetivos concretos? Una mirada al reporte anual de 2017 de Braskem aporta interesante información acerca de cómo afrontan el tema los grandes actores de la industria. La compañía ha definido tres prioridades principales (cambio climático, agua y residuos plásticos), y de ahí desciende a 10 áreas específicas, cada una de las cuales tiene ‘macro-objetivos’ que deben cumplirse para 2020.
Estas áreas incluyen seguridad, post-consumo (reciclaje), desarrollo de comunidades locales, metas sobre cambio climático, uso de materias primas y energía renovables, y también asuntos directamente relacionados al desempeño de la compañía, como la generación de márgenes saludables que garanticen el futuro de las operaciones, y el desarrollo de buenos productos y soluciones para los clientes.
En 2017, en nueve de las 10 áreas definidas, el progreso alcanzado era excelente, con una tasa de cumplimiento de entre 73% y 100% de los objetivos marcados para 2020. Sin embargo, la excepción estaba en el post-consumo, donde tan solo se había avanzado el 1%. Esto es indicativo del tremendo desafío que plantea el problema del reciclaje, no solo para la industria, sino para toda la sociedad.
RECORTE DE EMISIONES
Además de la gestión de los residuos plásticos, que es materia de otro artículo en este reporte especial, un tema esencial en el área de la sustentabilidad es el manejo de las emisiones de carbono.
En este contexto, el Acuerdo de París de 2015 entró en vigor en noviembre de 2016, y a la fecha ha sido ratificado por 184 de las 197 partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés). El objetivo del Acuerdo de París es mantener el aumento de la temperatura global en el siglo XXI por debajo de dos grados centígrados, con respecto a los niveles pre-industriales. En diciembre de 2018, durante la COP24 en Polonia, finalmente se acordó una batería de medidas para que el Acuerdo de París se aplique de manera práctica a partir de 2020.
El anuncio del presidente Donald Trump de que Estados Unidos abandonará el acuerdo ha causado grave preocupación en la comunidad internacional, teniendo en cuenta que el país es responsable de casi el 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El tratado, sin embargo, no permite a ninguna parte que haya ratificado el texto tomar la puerta de salida antes de noviembre de 2020, que casualmente es también la fecha de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos.
En Latinoamérica, los países con las mayores emisiones son sus dos grandes economías: Brasil genera en torno al 2.5% de las emisiones totales, y México, el 1.7%. De hecho, este es uno de los temas clave que la industria química mexicana quiere tratar con la nueva administración de López Obrador, con un foco en la implementación del mercado de bonos de carbono.
Miguel Benedetto, director general de la Asociación Nacional de la Industria Química de México (ANIQ), afirma que el gobierno federal se ha comprometido a reducir sus emisiones de carbono un 30% para 2030, y un 50% para 2050. “En este sentido, cada uno de los sectores industriales tendrá que contribuir de manera importante para que México pueda llegar a esas metas”, afirma.
Por su parte, Marina Mattar, directora de Relaciones Institucionales y Sustentabilidad de la Asociación Brasileña de la Industria Química (Abiquim), asegura que el sector químico fue el primero en el país en tomar posición con respecto a los bonos de carbono. “Estamos trabajando mucho en los bonos de carbono y la industria química del país ha reducido ya casi un 30% sus emisiones en los últimos 10 años”, afirma.
Mattar añade que, si bien la conciencia social sobre sustentabilidad se ha incrementado en los últimos años, la industria lleva trabajando en importantes iniciativas por mucho tiempo. “Comenzamos a aplicar el programa de Cuidado Responsable hace 25 años, cuando la palabra sustentabilidad ni siquiera era parte de nuestro vocabulario”.
Además de las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso del agua es otro aspecto fundamental. En Latinoamérica y el resto del mundo, la utilización del recurso hídrico por parte de las diferentes actividades productivas, ya sea la minería, la agricultura o la industria química, puede crear fácilmente un conflicto con las comunidades locales, ya sea por el miedo a que se contamine el agua, o porque hay poca agua en la zona.
Jorge Soto, director de Desarrollo Sustentable de Braskem, explica que la compañía viene trabajando en paralelo en iniciativas sobre cambio climático y eficiencia hídrica: “Braskem ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en 21% entre 2008 y 2017, y más del 25% del agua utilizada por Braskem es agua reutilizada”, comenta.
PRODUCTOS PARA UN FUTURO MÁS VERDE
Además del reciclaje, la búsqueda de la economía circular también incluye el uso de energías y materias primas renovables para la producción de químicos. Esta tendencia, además, genera una disminución de las emisiones de carbono.
Braskem, por ejemplo, lleva produciendo desde 2010 polietileno (PE) verde derivado de etanol de caña de azúcar, en su complejo petroquímico de Triunfo. “Este biopolímero es excepcionalmente eco-amigable, ya que el proceso para producir una tonelada de polietileno desde la materia prima elimina más de tres toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera”, afirma Soto. Además, en octubre de 2018, la compañía lanzó otro producto novedoso, el etileno acetato de vinilo (EVA) verde, también a partir de la caña de azúcar.
Conforme las empresas sientan la presión de los consumidores para disminuir la huella ambiental de todos sus procesos, los químicos verdes tendrán un mayor mercado. Soto explica que Braskem ha forjado alianzas para suministrar PE verde a clientes que sitúan el desarrollo sustentable como pilar de su estrategia de mercado. Entre ellos están Tetra Pak, IKEA, Lego y Johnson and Johnson.
Por su parte, el gigante de las especialidades químicas Evonik también viene trabajando en soluciones para mejorar la sustentabilidad de sus productos. Martín Toscano, presidente de Evonik Industries de México, explica que los productos de sílice de la compañía apoyan el desarrollo de neumáticos verdes, que reducen el consumo de combustible de los vehículos.
Los procesos de innovación abarcan muchos más segmentos de mercado para la compañía alemana. “Hemos lanzado una empresa conjunta con DSM para la producción de ácidos grasos omega-3 para las industrias del salmón y de alimentos para mascotas. Esto es un gran hito, porque permitirá la producción sin el uso del aceite de pescado, que genera presión sobre los recursos de los océanos”, afirma Toscano.
LOGRAR EL EQUILIBRIO ADECUADO
El flujo constante de noticias sobre la contaminación causada por plásticos, que incluye horribles imágenes de animales ahogados por el plástico (o con el estómago lleno de este material) ha dañado la reputación de la industria en tiempos recientes. Lo cierto es que la sociedad usa químicos y plásticos en su vida diaria, pero las personas no son muy conscientes de los beneficios que aportan estos materiales.
“Los plásticos, en sí mismos, son una gran historia de sustentabilidad, por cómo permiten la vida diaria”, afirma Bob Patel, CEO de LyondellBasell, quien ilustra su argumento con ejemplos prácticos: “A partir de polietileno, nuestras tuberías de resina ayudan a transportar agua fresca y limpia a la población. Además, los plásticos permiten conservar la comida fresca durante más tiempo. Por otro lado, nuestro negocio de compuestos de polipropileno para la industria automotriz ayuda a reemplazar otros materiales más pesados, mejorando el consumo de combustible, y reduciendo las emisiones de carbono”.
Jorge Soto, de Braskem, añade otros casos a esta lista: “Tenemos que pensar también en el sector de la salud, en una vivienda y un transporte más convenientes y económicos, y en una infraestructura más resistente. Los plásticos también pueden permitir la manufactura distribuida a través del uso masivo de la impresión 3D.”
Con todo, los líderes del sector coinciden en que nada de esto será posible si la sociedad es incapaz de solucionar el problema de la gestión de los residuos. Otro ejecutivo de Braskem, el vice-presidente ejecutivo Edison Terra Filho, hacía esta valoración antes de la reunión anual de APLA en Río de Janeiro en 2017: “El plástico es uno de los materiales más inteligentes que existe; sin embargo, su última frontera es lograr el manejo del ciclo completo del producto. Si lo logramos, el plástico podría convertirse en un material imbatible”.