39ª Reunión Anual APLA, Buenos Aires, Noviembre 2019
Sesión Plenaria: “Escenario económico y energético regional”
“Argentina tiene una producción histórica acumulada de 11,800 millones de barriles de petróleo y 56 billones de pies cúbicos de gas. Los recursos no convencionales de la cuenta neuquina están en el orden de los 13,000 millones de barriles de petróleo y los 210 billones de pies cúbicos de gas. Es decir, se trata de recursos mucho mayores a los producidos en más de 100 años en las cuencas convencionales”
Ernesto López Anadón, Presidente,
Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG)
La tercera charla de la sesión plenaria, a cargo de Ernesto López Anadón, presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), llevó el título “El impacto de los no convencionales en el escenario energético”, y se dividió en dos grandes ejes temáticos: por un lado, el enorme desafío de reducir de manera drástica las emisiones de CO2, sobre todo en las grandes economías del planeta; y por otro, el rol articulador que pueden tener los recursos no convencionales a la hora de impulsar una matriz energética más limpia.
Un dato revelador con el que se comenzó la presentación fue la composición de la matriz energética mundial. Según informaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) para el año 2017, el 81% del parque generador corresponde a combustibles fósiles (28,6% es carbón, 31,3% es petróleo y 21,2% es gas natural). López Anadón se refirió a los tres escenarios que proyecta cada año la AIE en términos de matriz energética y emisiones, y recordó que es necesario ir más allá del Acuerdo de París si es que se quiere lograr que la temperatura global de la Tierra no aumente más de 1,5 grados centígrados para 2040.
Ese sería el escenario de desarrollo sustentable que incluye la AIE, y el desafío para llegar a él es enorme: para empezar, habría que reducir drásticamente la participación del carbón en la matriz energética, ya que en 2017 este combustible era responsable del 45% de las emisiones totales de CO2. “Para 2040, habría que reducir la participación del carbón en la matriz energética mundial del 28,6% al 13%”, explicó López Anadón.
Este primer punto es de por sí una misión complicada, aunque son solamente un puñado de países los que tienen que concentrar el esfuerzo: China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Alemania, Corea del Sur y Canadá concentran el 81% del consumo global de carbón, y son responsables del 64% de las emisiones totales de CO2. “En estos países, reducir el uso del carbón va a ser un problema, porque es un combustible barato que da empleo y valor a las economías. Reemplazar este combustible en el corto plazo que va hasta 2040 es un desafío”, explicó López Anadón.
En segundo lugar, habría que mantener el consumo total de energía en los mismos niveles que en 2017; de nuevo un desafío importante, teniendo en cuenta que la población mundial pasará de los más de 7.000 millones de habitantes de 2017 a unos 10.000 millones en 2040. Dicho esto, “hay países que ya han logrado desacoplar el crecimiento económico del crecimiento del consumo energético, como Alemania”, resaltó López Anadón.
Tercero, es necesario incorporar más energías renovables, como la eólica y la solar, que en 2017 solo representaban un 1,3% del total de la matriz energética global. Ahí, comentó el presidente del IAPG, el desafío está en el costo, ya que en muchos casos se requiere subsidios para poder desarrollarse.
“La energía solar fotovoltaica, la solar fotovoltaica de concentración y la eólica deberían representar casi el 50% de la matriz energética en 2040, lo que implica grandes inversiones, pero además estos sistemas son intermitentes”, comentó. “Por un lado, los vientos son muy variables. Por otro, la generación solar no funciona de noche y tiene una producción muy baja en épocas de invierno. Esto implica altos costos para instalar potencia de respaldo, e importantes inversiones también en infraestructura de transmisión desde los parques de generación hasta los centros de consumo”.
El rol del gas no convencional
Expuesto el desafío de reducir drásticamente las emisiones, López Anadón se fijó en el caso de Estados Unidos, que pasó de ser un gran importador de petróleo y gas a ser un exportador neto gracias al enorme desarrollo de sus recursos no convencionales; y se centró en el papel que ha jugado el gas natural en este proceso, ya que ha permitido desplazar de manera significativa al carbón en este país. Como resultado de esta transición, Estados Unidos ha sido el país que ha logrado una mayor reducción de las emisiones de CO2 desde 2007, explicó.
Con el ejemplo de Estados Unidos, la presentación pasó a centrarse en Argentina y el potencial de Vaca Muerta, aunque la fórmula que ha dado resultado en un país no puede simplemente extrapolarse a otro sin tener en cuenta sus propias circunstancias. “Cada país tiene sus propias estructuras económicas, sociales y energéticas, por lo que hay que resolver esas estructuras, muchas veces antagónicas, para lograr el desarrollo económico a la vez que se reducen las emisiones”.
López Anadón demostró el potencial de Vaca Muerta con cifras, puesto que en más de 100 años, Argentina acumula una producción total de 11.800 millones de barriles de petróleo y 56 billones de pies cúbicos de gas [56 trillones según la nomenclatura estadounidense, nota del editor]. Frente a esto, los recursos no convencionales de la cuenca neuquina están en el orden de los 13.000 millones de barriles y los 210 billones de pies cúbicos de gas. “Es decir, se trata de recursos mucho mayores a los producidos en más de 100 años en las cuencas convencionales”, resaltó el presidente del IAPG.
Con las cifras en la mano, López Anadón resaltó el potencial de impulsar Vaca Muerta al siguiente nivel de desarrollo: por ahora, se han invertido 22.500 millones de dólares en los últimos seis años. En total, solo unos 2.000 pozos, que representan el 10% de los pozos del país, son no convencionales, pero estos ya representan el 18% de la producción de petróleo y el 40% de la producción de gas natural del país.
“Hacia el futuro, podemos llegar a perforar 500 pozos de petróleo por año, lo que llevaría a Vaca Muerta a producir 500.000 barriles de petróleo diarios”, enfatizó, al tiempo que la producción de gas también subiría considerablemente. “Esto permitiría suplir la demanda de gas para generación eléctrica, que debería duplicarse en los próximos años, así como la demanda total de gas, que también debería duplicarse en los próximos años si el país comienza nuevamente a crecer”, explicó.
En conclusión, Vaca Muerta puede ser la llave que catapulte al país fuera de la recesión: “Vaca Muerta puede darle a Argentina el impulso para transitar los malos momentos económicos; si se da el acuerdo político necesario, Vaca Muerta permitiría una renegociación de la deuda, facilitaría inversiones de unos 20.000 millones de dólares anuales, y si llevamos la producción a 500.000 barriles diarios de petróleo y superamos los 100 millones de metros cúbicos diarios de gas, podemos tener exportaciones por valor de entre 12.000 y 15.000 millones de dólares al año”. Sin duda, se trata de una oportunidad que el país no debe desaprovechar aunque, según concluyó López Anadón, este proceso no solo requerirá acuerdo político, sino también desarrollar los mercados internos y externos.